El efecto emocional de la Luna
Antes de nada quiero decir que este artículo no es un reporte astrológico ni tiene nada que ver con la astrología. Está basado en algo que he experimentado durante muchísimos años, que vienen a ser, la mayor parte de esta vida. Cuando nacemos los diferentes elementos del cielo tienen una posición y orden en concreto: Sol, Luna, Marte, Júpiter, Venus, Plutón, Saturno… Esa posición marca cómo voy a vivirme por dentro y por tanto, cómo voy a vivir por fuera. Ahora bien, ¿cuál es el efecto de la Luna? En cualquier tradición ancestral, astrológica o en multitud de artículos relacionados se habla del efecto emocional de la Luna, además de su relación con la maternidad. Su sentido emocional la relaciona directamente con el elemento agua o viceversa. En ciertas personas, observé, que cuando había luna llena, su temperamento cambiaba inclinándose a un estado mucho más agresivo e irascible. En mi caso, el plenilunio intensificaba el estado de tristeza que me ha acompañado desde pequeña. Sea cual sea tu caso, anoche me di cuenta de algo curioso a raíz de un sueño que tuve. En este sueño todo el tiempo se me hablaba de la Luna. Había unos cristales de luna de color rosa. El rayo rosa en metafísica es el color del amor en acción, es decir, de actos de amor. Por supuesto, este rosa, incluye a la feminidad con la que está relacionado. Entonces, ¿de qué me di cuenta? Del gran trabajo emocional y amoroso que he hecho gracias a este satélite. Durante todo este tiempo mi vida estaba regida por mi cuerpo emocional. Han sido las emociones las encargadas de llevarme hacia un lado y hacia otro, las que me han ayudado a tomar matices de situaciones que sin ellas hubiesen sido diferentes. Mi susceptibilidad y mi emocionalidad me han hecho caminar y actuar de una forma en concreto. Gracias a estos fluidos emotivos, he podido descubrir cuándo me estaba amando y cuándo no. ¡No es poca cosa! Han sido mi alarma, mi indicador, mi despertador, mi guía, mi apego… Han sido muchas cosas. Y la verdad, estoy agradecida, muy agradecida. En el sueño mencionado se supone que yo rompía uno de estos cristales de la luna de color rosa, sin embargo, yo no lo tocaba. ¿Y por qué es que estoy escribiendo todo esto? Porque la emoción, aunque no podamos vivirlo en este momento como tal, es nuestra parte magnética. He vivido identificada con mis emociones, porque así lo necesitaba. Esa identificación se ha “roto” porque ha cumplido su papel, que era enseñar a amarme a mí y a la persona de al lado. Una vez cumplido este trabajo, ¿qué viene? Lo que intento explicar: la emoción es nuestro aspecto magnético o femenino, es decir, es aquella energía que “invoca” más energía en semejante dirección y sentido en la que va la mía. Por ejemplo: siento mucha tristeza en determinados momentos, esta tristeza me va acompañando en diferentes fases, según pasan las fases yo voy reaccionando de forma diferente a esta tristeza, voy aprendiendo, voy cambiando y la tristeza también cambia su papel; incluso, puede ser que un día deje de sentirme triste. Mientras estoy viviendo esta tristeza de esta forma, no me parece estar experimentando el aspecto magnético, pero la realidad es que a otra capa sí lo estoy experimentando, puesto que estoy invocando más situaciones semejantes que me ayuden a ir por las diferentes fases del aprendizaje emocional. Esta invocación incluye tipos de personas, tipos de situaciones e incluso las emociones en otras personas. Todo esto, para que yo pueda aprender, para que pueda superar en mis fases personales ciertos estados de evolución. ¿No es maravilloso? Así, cuando alguien se siente a tu lado y te despierte ciertas cosas, no le atribuyas ese mérito a este alguien, está totalmente relacionado, pero la emoción que despierta está en ti, no en él, eres tú el que está eligiendo despertar esa emoción en concreto. Esa persona, sólo es un compañero que está evolucionando, al igual que tú. Ella en su interior estará viviendo lo mismo que tú: una emoción que tu energía ha invocado y que es la que él elige para evolucionar en este momento. Entonces, ¿qué es lo que invocamos o atraemos? Con nuestro aspecto magnético atraemos lo inmediatamente idóneo para nuestra evolución. Esta evolución incluye aquello que necesitamos trascender o aquello que necesitamos seguir trabajando porque todavía no lo tenemos aprendido.
Así que GRACIAS A LA LUNA que me ha permitido con su atracción el aprender a amarme desde el ámbito emocional. GRACIAS a cada una de las personas que aparece y me ayuda a despertar en mí la emoción necesaria. Y GRACIAS a mí misma, por estar conmigo, cada día, cada segundo y cada instante, gracias porque un día decidí quedarme dentro y vivir desde aquí.
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