Dejando de usar a la mujer que soy
Estoy haciendo las paces con la mujer que soy y por el camino me encuentro con que el mundo de ahí fuera está usando nuestros cuerpos, nuestras ideas, nuestras relaciones familiares, de pareja y sociales para hacerse más fuerte y continuar con sus mandatos. Son muy listos, tanto que saben que no hay nada mejor que tener contenta a una madre, a una esposa, a una adolescente, a una amiga… mientras está siendo usada para establecer y fijar las bases del mundo que quieren construir. Esto, se hace usando de semillero a la propia mujer. Ella se encargará de sostenerlo y nutrirlo desde su inconsciencia. Así crecerá y quedará fijo y establecido y habrán creado nuevas entidades antropológicas sobre las que tener poder. Es decir, estas entidades tendrán unas necesidades, estos mundos se comportarán exactamente como ellos saben y nos podrán bombardear a su antojo y nosotras, haremos el resto.
Normalmente nadie se cuestiona por qué el mundo es como es. Mientras podamos vivir a gusto y tranquilos, que nos dejen en paz. Normalmente, nos cuesta asumir con qué contribuimos a este gran pastel que hemos creado.
Pero, ¿de qué estoy hablando exactamente? Pues voy a hablar de lo que soy: una mujer. Estoy hablando de que creo sinceramente que la mujer que soy tiene la llave para vivir como realmente es y no como el mundo ha construido que es. Veo claramente que unos pocos (con mucho poder/dinero) nos usan como semilleros de sus futuras creaciones, bajo el pretexto de la expresión de la feminidad o de la belleza femenina. Por ejemplo: siempre ha existido el maquillaje, en según qué momentos históricos no todas las féminas tenían acceso a éste. La industria sabe que a las mujeres nos gusta embellecernos por los motivos que sean. Así podrá el mercado seguir cambiando todo lo que quiera para seguir innovando cada vez más y más en los productos que se nos ofrece. Siempre habrá que tener lo último, lo nuevo e ir maquillada a la moda.
Lo pernicioso de esta historia, es que somos las mismas mujeres las que creemos que tenemos esa necesidad, y que mientras nosotras estemos supliéndola, ellos que hagan lo que quieran. Dicho de otra forma, “eso no es asunto nuestro”. ¿Antojo del destino? No, por supuesto que no. Nosotras permitimos lo que han permitido nuestras madres, nuestras abuelas, bisabuelas… Además asumimos como “normal” aquello que nuestra madre hace, eso… “va a misa” (en según qué grados).
¿Nunca te has sorprendido aceptando con naturalidad por parte de tu madre algún tipo de maltrato psicológico o emocional hacia ti misma? ¿Nunca te has dado cuenta de que has sido usada por otras mujeres que considerabas semejantes a ti? Si no es así, puede ser por dos motivos: el primero porque tu madre es perfecta y un ángel caído del cielo con una feminidad honrada por sí misma; el segundo porque no has mirado bien. Sinceramente, creo que existen muchas cosas en este día de hoy porque nosotras como mujeres las toleramos, las alimentamos y les damos fuerza. Jamás diré que el hombre no es responsable de tus actos, sino que todo acto del hombre perdura y se sostiene en el tiempo porque es apoyado de alguna forma por la mujer. Ese acto, tiene donde caer.
Debemos de tener en cuenta entre qué feminidades nos hemos criado, qué hemos tomado como válido de cada una de ellas y comparar con la mujer que dentro de nosotros intenta abrirse paso con honestidad y lo más importante: DESDE LA IGUALDAD hacia el resto de mujeres (hijas también) y hombres.
Es importante que sepa que haga lo que yo haga, seguirá habiendo mujeres que usan a otras para construir su fortaleza de cuento, que serán capaces de traicionar a su propio corazón por mantener la posición central y superior en su vida. Mujeres que necesitan del sacrificio de los demás como individuos para poder ser lo que ellas son… Eso, seguirá existiendo, mientras nosotras sigamos siendo así.
¿Y yo? ¿Qué quiero? Pues no quiero ser la feminidad sacrificada ni la que usa al resto para mantener su supremacía y su papel (que a su vez es su poder) como víctima. No niego que lo haya podido ser en algún momento de mi vida, pero de oportunidades está lleno el camino para tomar consciencia… O como otras personas dicen, distintos trenes a los que subirse pasarán por mi camino.
Cierro dando las gracias a todas y cada una de las mujeres que han aparecido en mi vida y que me han ayudado a llegar hasta aquí. Gracias.
Fanny
Muy cierto lo que explicas, hoy en día nos hemos mantenido en creencia monótonas
Gracias por tus palabras