EL CONTROL
Estamos acostumbrados a usar el control en muchos de los aspectos de nuestra vida. Antes de proseguir, voy a definir desde mi experiencia energética lo que es el control. El control es el resultado de desequilibrio energético (físico, emocional, mental y espiritual) que se produce en mí cuando mi vida o mi realidad no es como quiero que sea para no entrar en miedo. Un ejemplo: estoy acostumbrado a comer macarrones (por decir algo) para sentirme empoderado (lleno de fuerza y vitalidad) y cuando no los como (y los quiero comer persistentemente) entro en caos. Este caos va en diferentes grados en función de la intensidad del control, es decir, a mayor control (muchas ganas de no entrar en miedo), mayor caos o desequilibrio genero en mí. El control es algo así como unas muletas que tomamos al crecer en nuestra infancia y que por una falta de fuerza interna me ha ayudado durante un tiempo.
Cuando entramos en nuestro interior, en esta forma de vivir conociendo lo que somos, encontramos también la RESPONSABILIDAD. ¿Cuál es la diferencia entre control y responsabilidad? La responsabilidad es nuestra capacidad para tomar el testigo de lo que ocurre dentro de nosotros y a partir de ahí, junto con nuestra voluntad, ser coherentes. Así, cuando no somos responsables de todas las áreas de nuestra vida parece que son los demás los que tienen el mando sobre ella. Sin embargo, tomamos para salir de esta inaptitud hacia nosotros el control, que es una muleta y que a la larga nos puede traer más problemas. ¿Por qué? Porque nos hemos ido al otro extremo: en lugar de que los demás gobiernen nuestra vida hemos pasado a gobernarla nosotros. Hasta cierto punto, está bien, pero una vez pasado un punto evolutivo, “gobernar” desde donde estamos acostumbrados a realizarlo (ego) no resuena en similitud con el AMOR hacia nosotros. Cuando me amo, no me digo qué puedo o no puedo ser, hacer, sentir, pensar, decir, comer… Porque cuando me amo soy libre para ser lo que en ese momento tenga que ser o elija ser. Sí que puedo, ELEGIR qué comer, hacer, sentir, pensar, decir, ser… Y llegados a este punto, ¿qué puedo elegir ser desde el amor? Lo que soy en este presente momento, ni más ni menos; y a partir de ahí, usar mi criterio o discernimiento para moverme en la situación.
Normalmente, entramos en control cuando existe un miedo respecto a la situación que estoy re-viviendo. La re-vivo porque es algo que ya ha pasado y la reproduzco en ese presente. Es una proyección del pasado que se repite en mi presente. La reproduzco como oportunidad que me doy para darme cuenta de ese control, del miedo que se produce en mí en ese momento y, de cómo le estoy diciendo a la situación, personas, momentos, etc, cómo tienen que ser para yo no entrar en miedo.
La Flor de Lis me dice: todo conflicto tiene su raíz en una falta de amor. ¿Cuál sería la falta de amor en el control? Esa falta sería la de la CONFIANZA. ¿Por qué? Porque uno mismo ha sido el que ha creado todo lo que en su vida ha experimentado. Si uno mismo lo ha creado, ¿a quién debo de tenerle miedo? ¿A uno mismo?
El control, es totalmente ilusorio e irracional en realidad NO CONTROLAMOS NADA y la vida nos da muestras de ello a cada instante. Somos creadores responsables de nuestras creaciones. Todos los miedos los creamos nosotros con nuestras actitudes, nuestros comportamientos y con lo que no conocemos de nosotros mismos. FIN. Todos los “peros” y excusas son barreras que me pongo para no sumergirme dentro de mí y aprender a soltar el control de mi vida, ¡pero desde la responsabilidad! El doctor David Hawkins expresó muy sencillamente esto a lo que me refiero: nosotros no podemos controlar la vida ni las circunstancias pero sí podemos elegir qué ser respecto a ellas.
Así que te propongo un ejercicio. Observa en qué aspectos de ti usas el control, puede ser en el trabajo, en la relación con tu madre, sobre tu cuerpo o sobre la comida que ingieres. Cuando lo tengas, ve a momentos de tu pasado donde ocurrieran cosas para sacarte de ese control y contempla tu reacción. Así, si das con la reacción, observa hacia dónde se dirigía la energía de la reacción. Cuanto te vuelva a ocurrir en momento presente, te acordarás de esto, y habrás descubierto algo dentro de ti que te dará más espacio para lo que sea que venga después. Tu intuición te dirá qué hacer al respecto.
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