LA POBREZA COMO ESTADO ENERGÉTICO
Hace un tiempo que siento curiosidad por cómo es eso de estar en la calle. ¿Cómo es eso de vivir teniendo nada más que lo puesto y dependiendo de las circunstancias de ese día? Depender de que alguien te dé comida, de que ese día puedas asearte, de que no te echen por pedir en la puerta de un supermercado, de si esa noche serás víctima de algún violento que se le cruce el cable…
Sin embargo no es necesario experimentar físicamente estas circunstancias por una razón muy sencilla: todos somos pobres. Antes de continuar quiero explicar cómo es eso de ser pobre. Lo que llamamos “pobreza” en el sentido de no tener nada material es un estado de aprendizaje evolutivo. Es decir, como consciencias, elegimos “no tener” para poder solucionar desde la materia aquello que emocionalmente aún no está resuelto y para trascender energéticamente esa angustia, esos estados de supervivencia y esos miedos que tenemos ante tal posibilidad. Esta pobreza asume una particularidad de la evolución, somos nosotros como creadores que compartimos experiencia con otros creadores idénticos a nosotros. A su vez, todos los creadores, experimentamos los efectos de la suma de todas las creaciones individuales. Es decir, que estamos sujetos a eso que llamamos azar en el sentido de lo impredecible que puede llegar a ser la vida. Porque una decisión en el último momento, puede cambiar la vida de muchas personas.
Esto es lo bonito de este juego evolutivo. Estoy hablando de la disolución de las famosas luz y oscuridad, puesto que aquí lo único que vale es EL LIBRE ALBEDRÍO. Es lo que somos en términos evolutivos, LIBRES. Todo es un intento de amar, amar continuamente, pase lo que pase, ocurra lo que ocurra, haya quien haya en tu vida… Amar la vida en todos sus colores y su impredecibilidad.
Cuando trascendemos la parte negativa del estado de pobreza se nos abre una puerta amorosa, donde no hay ningún tipo de control y donde lo que vives es el gozo de la compañía de otros y la tuya propia. El valor por el valor en sí, el estar en presente eterno, disfrutando de ti mismo y de todo cuanto hay en tu vida, ya sea material o inmaterial. Tras la trascendencia de la pobreza existe el AMOR PURO.
No somos realmente conscientes de la fragilidad de nuestro sistema, de cómo puede cambiar todo de un momento a otro y sin ningún tipo de aviso. Creo que muchos hemos soñado o seguimos soñando con un mundo mejor en el que haya menos guerras, menos hambre, más trabajo… No nos hemos ocupado de comprender el mundo en el que vivimos y eso nos genera ansiedad y control. La vida no se puede controlar, vamos todos en el mismo barco y he aquí la magia: puede aparecer alguien dispuesto a decidir con consciencia de sí mismo y que de esa decisión, nos beneficiemos todos sin mover un solo dedo. ¿No es maravilloso?
No obstante, hace falta CONSCIENCIA en este mundo cambiante. Y la consciencia, no viene por designios de dios ni inspiración. Viene porque miremos y veamos el daño que infligimos al de al lado por ignorancia de quien somos o el daño que permitimos que nos hagan por sostener la inconsciencia ajena. Porque hacer daño o permitir que te lo hagan, solo genera más de lo mismo. Entonces, te pregunto:
¿Qué quieres generar para ti y tus compañer@s de vida?
P.D. La pobreza energética es el estado actual de la mayoría de los habitantes del planeta, no por las tenencias materiales, sino por las energías en las que habitamos. No vivir la vida como el amor que es, es ser pobre energéticamente hablando. La vida no es mala ni buena, nosotros somos los generadores. Si asumiéramos eso en este momento, nuestro estado interno cambiaría radicalmente.
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