El conflicto en la feminidad

El conflicto entre las mujeres en mi árbol genealógico siempre ha estado presente de una forma u otra: competitividad, desigualdad, superioridad, imposición, pelea, enfados, envidias, necesidad de marcar territorio… Este conflicto se expresaba por dos vías, primero mediante sí mismas en lo cotidiano, en el día  a día; segundo, a través de sus hijos mediante la competitividad materna: compiten, pero ahora tienen el arma de la descendencia para comunicarse entre ellas.

En común estas mujeres que expresan su feminidad con lo que saben y con lo que tienen guardan la no realización de los anhelos de su corazón. Sí que han cumplido su contrato como mujer pero la mayoría no se sumergieron en los deseos secretos y profundos que sólo ellas conocían, aquellos deseos que hubiesen querido realizar si hubiesen tenido la oportunidad. Casi todas las mujeres de mi árbol han buscado un compañero con el que contraer matrimonio y han terminado siendo madres, hicieron lo que casi todos de una forma u otra terminamos o terminaremos haciendo. Nos emparejamos y tenemos descendencia.

Todos sabemos que un hijo es para toda la vida y la responsabilidad que conlleva convertirse en el cuidador de ese nuevo ser que nace. Es por esto que merece la pena pararse un momento en este tema. Además, añado otro argumento: todos sabemos que somos seres maravillosos, únicos e irrepetibles deseosos de sentirnos completos y realizados en esta vida  y merecemos que así sea.  Merecemos ser nosotros mismos libres de traumas, miedos, contratos genealógicos… Merecemos SER NOSOTROS MISMOS viviendo en total libertad y ser nosotros los que llevemos a cabo esa realización de nuestro ser.

Ahora bien, los nuevos padres no realizados que han cumplido las expectativas de sus progenitores  proyectan esta no realización hacia sus hijos, de forma que quieren que sean aquello que ellos anhelan ser, en lugar de ponerse a ser lo que ellos quieren ser y abandonar lo que otros quisieron que fueran.

¿Cómo quedan las mujeres de mi árbol que no se han realizado y que además tienen una necesidad imperante de traer descendencia a este mundo? Es como si hubiesen firmado un contrato de vida en el que por el hecho de vivir en un cuerpo de mujer adquieres la necesidad subconsciente de gestar una criatura que alumbrar y luego ocuparte de ella. El resultado es un atrofiamiento de su ser, por una parte desean realizarse pero por otra necesitan ser madres. ¡Bingo! Me realizo mediante mi maternidad. En parte sí, pero, ¿qué ocurrirá cuando la criatura crezca y aquello que proyectaste sobre ella tome contacto contigo, es decir, cuando se difumine y quede tu hijo junto al vacío interior que se descubre tras la ilusión que habías estado manteniendo? ¿Funcionó el llenar ese vacío con la maternidad?

Necesitamos ser honestos, necesitamos abandonar el conflicto entre feminidad y masculinidad. La feminidad que durante años y años ha “usado” a la masculinidad para cumplir su objetivo maternal y verter su basura sobre ella debe transformarse, debe sanarse, debe volverse consciente de este funcionamiento. Cuando digo feminidad, no me refiero sólo a las mujeres, sino también a los hombres, TODOS venimos al mundo mediante un padre y una madre, nuestro padre también tiene feminidad y nuestra madre, también tiene masculinidad. Es por ello, que la Vida nos invita a quitarnos el velo de los ojos y a aprender del hombre que ya es completo en sí mismo, aprender de nuestro ser que está queriendo realizarse sin verter más basura a su alrededor ni usar a nadie como servilleta. No es realización aquella que hago a costa de la integridad de los demás, esto va en contra de la vida. La realización verdadera brota de tu corazón hacia fuera, se vierte sobre el mundo para nutrirlo y ofrecerle lo mejor de ti mismo, es consecuencia de una completitud que sólo cada uno podemos llegar a sentir y de la que sólo cada uno podemos llegar a responsabilizarnos.

PERMITO QUE LA FEMINIDAD QUE HAY EN MÍ SEA LA ENCARGADA DE ENCAUZAR MI AUTOREALIZACIÓN SIEMPRE DESDE EL AMOR Y CON AMOR VERDADERO HACIA MÍ Y HACIA TOD@S.

GRACIAS. Con Amor.

Fani Carrillo

La Escuela de la Flor de Lis.