El patriarcado y el matriarcado
Pues sí, ese día, en que se te cae una ficha grande, muy grande, tanto, que tardas años en digerirla y que tu yo pasado aún anda todavía vomitando. El día en el que comprendes lo que has sentido respecto a muchos de los hombres y mujeres con los que te has cruzado. Ese día, te pasas la mañana digiriendo como puedes. Menos mal que existen los viajes dimensionales y una se puede echar una siesta para mitigar tal shock. En realidad es todo sumamente sencillo, es tan simple que nuestra mente no lo cree, por eso creo que necesitamos descubrirlo por nosotros mismos, a no ser que esté ya en ese momento, en que todas las fichas pueden caer dejando el paisaje, por fin, al descubierto.
Independientemente de cómo estén establecidas las definiciones de patriarcado y matriarcado, desde mi punto de vista, puedo hablar de ellas con toda la seguridad de que ambas existen, sean más palpables o menos. No solo existen en ciertas civilizaciones sino que existen en TODOS LOS SERES HUMANOS y creo que muy pocos han podido salirse realmente de lo que supone pertenecer (genealógicamente hablando) a un grupo u otro.
En este caso, voy a referirme a cada grupo tal y como lo entiende nuestro subconsciente , el verdadero rey de nuestro cotarro. Necesito aclarar que ambas definiciones están enfocadas solo hacia el punto negativo del sentido grupal. En el caso del patriarcado se trata de un grupo o clan familiar en el que existe una primacía del hombre de familia (un solo hombre) y que tras la desaparición de éste esta preponderancia (para lo bueno y para lo malo) es heredada por el individuo que más se asemeje a su antecesor. En muchas familias suele ser el hijo mayor pero no tiene por qué, es más interesante enfocarlo desde el punto de vista de las fechas de nacimiento (los dobles y herederos del transgeneracional). Esta preponderancia del hombre no siempre es aparente, puede darse por debajo de la mesa y puede expresarse en multitud de variantes: desde mujeres que obedecen de forma sumisa a su padre (subconscientemente) hasta mujeres con un terrible miedo a la soledad que les impiden abandonar al patriarca aunque este sea una pieza de aúpa.
Ahora voy a por el matriarcado. En este caso, la figura que prima es la de la mujer. ¡Ojo con él! Porque si el patriarcado puede esconderse por debajo de la mesa, este puede hacer malabares y convertirse en un victimario que puede parecer el rosario de la aurora. Todo, con tal de tener ese poder y supremacía por encima (¡sí! ¡Por encima!) de otras mujeres ya sean mujeres de su mismo árbol (familiares directas) o no.
¡Pero qué jaleo hay montado! Es que todavía me vienen rastros del estado de shock. El caso, es que, se construya el clan de una forma u otra (para mí no es lo realmente importante), el cómo funcionamos los individuos dentro y fuera del clan es todo un poema. Así, sin importar si es matriarcado o patriarcado lo que he elegido subconscientemente en mi vida, en concreto, las mujeres, nos encontramos haciendo cosas como: competir, tener celos, ser envidiosas, moldearnos a imagen y semejanza (de lo que vemos en otras que creemos que puede satisfacer las necesidades del futuro patriarca), y un largo etc. Realmente, es sencillo, muy sencillo, esta es la raíz del conflicto de la mujer consigo misma, como mujer, y por tanto con el resto de mujeres y con los hombres.
Las mujeres matriarcas insisto, desde este punto negativo, necesitarán ser las únicas mujeres que controlen y tengan el poder en los miembros de su familia. Necesitarán irremediablemente que su familia sea como quieren que ellas sean y si no es así, el resultado es un caos y una rabia intensa. En el caso de las mujeres patriarcales, serán sumisas y harán todo lo que los subconscientes de su padre o de su madre le digan. Harán lo que sea por agradar a sus progenitores y aunque lo intentarán, tal vez un día se provoquen una situación para poder resurgir cual Ave Fénix de sus propias cenizas (las mismas que ella se ha ido echando sin darse cuenta).
Como decía, esta es la raíz del conflicto desde mi punto de vista subconsciente. Así es como vengo trabajando con la Flor de Lis, visto el conflicto, se acabó el conflicto, vista la raíz, ¡adiós! ¡Que te vaya bonito que esta lección ya la pasé!
Así que, yo por mi parte, ni matriarcado ni patriarcado, me gusta más el individuolibrerresponsabilizado. Gracias por leerme, hoy, lo necesitaba.
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