Joder qué suerte- Diario de mi Evolución© 14
Y es aquí, en este momento, en el que después de lo que he contado las líneas anteriores, te rompes. Se te rompe el alma, de ver que has estado esclavizada por la mañana, por la tarde y por la noche. Se te rompe el alma porque nadie te ha echado una mano, al contrario, te han presionado, como queriendo hacerte sentir, que tú eres la verdadera razón de tu fracaso. Se te rompe el alma, porque ves que inevitablemente, se acercan con un interés hacia ti, bien sea sexual, bien sea económico… Cuántas personas solo quieren mi dinero. Cuántos hombres, solo han querido metérmela. Cuántos profesionales quieren que les mandes clientela. Cuántas personas solo quieren de ti que les saques las castañas del fuego…
Estos dos meses y medio de bloqueo creativo han estado motivados por unas circunstancias muy concretas, básicamente, mi pareja me ha dejado y con ello, el espacio del piso que él ocupaba, se ha quedado vacío. Qué difíciles son las rupturas con esas personas que te han hecho mucho bien. Se te queda un rastro de energía maravilloso, de lo que has estado viviendo, de lo que se ha estado poniendo por ambas partes y de lo entrañable que resulta. En mi caso me digo: qué suerte hemos tenido. Porque conozco a mucha gente, gente que se quiere llenar desde la vacuidad de la sociabilidad, de cosas que solo te puedes llenar para adentro en tu casa, tú contigo mismo. Te nutres, te fortaleces, te enriqueces, no depende de nadie, solo de ti. Y la suerte de que otra persona lo haya podido hacer a la vez, desde su lugar, desde su independencia. Lloras de emoción como el que llora viendo una película que te enternece el alma. Joder, qué suerte.
Esta persona con la que compartí casi cuatro años de mi vida, consiguió enternecerme. Gracias a él, sobre todo, gracias a su amor al arte, hoy puedo retornar a hilos de mi destino que todavía no me había dado tiempo a disfrutar. No todo fue maravilloso, pero como digo, te quedas con el rastro de lo que te va a empujar hacia adelante. Me ocurrió lo mismo con mi abuela. Cuando vivía con ella, me amaba muchísimo. Ese amor se ha traducido en mi vida en un amor a la literatura y a los libros buenos, esos que escriben estos eruditos que dedican toda su vida a una rama de investigación. Cuánto amor hay en el entretejido de nuestro drama y nuestro sufrimiento, aunque a veces ni siquiera nos alcance la vista a verlo.
Que nuestro sufrimiento no nos impida valorar el posible amor que está en juego en este momento del camino. Por muy dura que se ponga la historia, siempre hay algo a lo que aferrarse, aunque solo sea una frase de un cartel de publicidad que te ha impresionado un instante.
Septiembre de 2017
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