LA LIBERTAD DESDE LA MUJER QUE SE MUESTRA
Una noche dormí con la intención de que el sueño estuviera destinado a conectar con mi primera vida en la Tierra. Supe que si conectaba con esta vida iba a comprender mucho mejor esta aunque realmente no es necesario, puesto que por todo lo experimentado estos treinta años de vida, he visto que todas las encarnaciones que hemos vivido se dan en esta encarnación última. La segunda parte del sueño se desarrolla en una zona de la Tierra muy salvaje: hay numerosos precipicios, mucha agua y una vegetación muy verde. Es un cañón muy grande donde muchas almas van a descansar y a estar ociosas en compañía de otras almas.
Hay un lugar donde ponen comida. Este lugar pertenece a una conocida franquicie de hamburguesas en la que trabajé durante unos años. Algunos de los que están allí me recuerdan de aquella época. Reconozco a una de las camareras por los gestos de su cuerpo, pero no por el cuerpo en sí (que es otro). Voy acompañada por un ser de energía masculina (que no veo pero me acompaña). Entonces, como tengo que comer, pido una hamburguesa de pollo que era la que más me gustaba de la marca. Sé que ahora no me sienta bien porque lleva trigo pero bueno, por una vez no pasa nada y algo tendré que comer. Me voy con la hamburguesa a la zona donde vamos a sentarnos para hablar del tema que nos tenemos entre manos. Por el camino a la porción de tierra y rocas que hemos elegido para hablar veo la gran altura a la que estamos y me produce un gran vértigo. Me digo a mí misma que sin miedo mejor, solo me ocupo de pisar con cuidado. Nos sentamos. La tercera parte del sueño, discurre en Jaén, en un Jaén transformado porque han arreglado los colegios del barrio donde me crié y el que tenía una tienda de libros justo al lado de mi colegio ha puesto una tienda de caramelos y chucherías. Compro unas cuantas aunque sé que llevan leche (que tampoco me sienta bien) y trigo.
¿Qué tiene que ver esto con el título del artículo? En el sueño en dos ocasiones repito la misma conducta: tomar algo que realmente no me sienta bien pero que bueno, es lo que se hace aquí y algo tendré que comer, sabiendo que en ese momento no tengo acceso a otra cosa. Por un lado, se dan las ganas de tomar algo y por otro las opciones a las que tengo acceso. En ambas partes del sueño hay algo que tengo claro: hacer lo que hacen el resto y camuflarme lo más posible con el entorno.
Aquí es donde viene el pastel: ¿cuántas cosas hacemos como mujeres que quieren integrarse? ¿Cuántas cosas tomamos de fuera porque en principio el mundo no nos ofrece otras alternativas? Y, ¿por qué aceptamos participar en ciertas cosas aunque en el fondo no nos sientan bien o nos son perjudiciales?
Respecto a la primera pregunta, aunque me estoy enfocando en la figura de la mujer, creo que puede ser algo general. La mayoría de nosotros nos integramos en la sociedad en el colegio, la verdadera jungla. Nosotros solos tendremos que hacer por valernos pase lo que pase. Una vez integrados, muy pocos se cuestionan qué es lo que nos han dado en estas instituciones o en nuestros hogares que nos puede sentar mal y privar de otras muchas cualidades que existen dentro de nosotros y que por incompatibilidad con lo recibido no se pueden mostrar. Entonces, la mayoría de nosotros hacemos cosas porque es lo que se hace, la mayoría atribuimos normalidad a algunas conductas que en el fondo nos resultan nocivas. Y esto, lo mantenemos, ¿hasta cuándo?
Así, si se nos ha ocurrido revelarnos en contra de lo establecido o creer que definitivamente podría haber otras alternativas respecto a las opciones que se nos ofrecen, la sociedad nos puede tachar de cualquier cosa que se les ocurra con tal de que el conjunto mantenga esa estabilidad en su identidad, es decir, gran parte de la masa quiere seguir siendo lo que es y el que quiera cambiar está de loco para arriba, o, realmente tiene un problema muy grave. Esta parte es muy importante y nuestro comportamiento al respecto va en función de donde cada uno esté en ese momento, puesto que seguir con la enfrenta puede suponernos el repudio de nuestra propia familia, que ahora ni nos entiende ni nos comprende. Aquí muchos aunque descontentos y con su sueño roto se quedan junto a las personas que le han dado esa seguridad. Algunos locos de la pradera, deciden lanzarse y centrarse en su vida, le pese a quien le pese.
Y por último, respecto a por qué aceptamos hacer cosas que no nos sientan bien con tal de formar parte de algo mayor… Creo que es sencillo, necesitamos integrarnos. Deseamos integrarnos y vivir la vida con la facilidad del que no se cuestiona nada y admite que lo heredado va a misa.
Ahora, me enfoco en la mujer de nuevo. ¿Nos hemos dado cuenta realmente de lo que tenemos entre manos? Ha habido muchísimos cambios en el último siglo, sin embargo, ¿por qué seguimos aceptando ser parte activa del uso irrespetuoso de nuestro género? ¿Por qué no acordamos una igualdad en casa para coger el mocho? ¿Por qué tomamos lo que la sociedad nos da aunque esto suponga el no llegar nunca a ser las mujeres que realmente somos? ¡Para más inri! Ahora el hombre está siendo víctima de sus propias reglas, está dejando que se comercialice con su cuerpo y está excluyendo otras cosas de sí mismo reales que nos beneficiarían a todos. Como decía mi abuela (y perdón por las posibles impresiones de esta expresión): ¡Esto es para mear y no echar gota!
En fin, mujeres del mundo, aunque nos de auténtico vértigo ser lo que somos, hagamos de nuestra vida lo que somos y no lo que podemos hacer porque no hay otra cosa mejor. Somos creadoras de nuestra existencia, cualquier cosa que imaginemos, está ahí, está dentro de nosotras y solo nosotras podremos quitar las barreras que hemos asumido como lo normal. Quiero citar cosas no normales: ser la fregona de la casa, asumir las tareas domésticas como algo de género y no de individuo, moldear nuestros cuerpos al antojo de unos pocos, permitir que seamos usadas como moneda de cambio, hacer lo que se hace por no llamar la atención, elegir lo frecuente en lugar de lo honesto, ser infelices, tolerar el machismo, etc, etc, etc. Así pues, toma lo que tu sueño te dice y hazlo real, la consciencia te ayudará a manifestar la Mujer que realmente Eres, una mujer libre y que no teme el mostrarse desnuda, puesto que así es como elige nutrir el río de la vida.
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