QUIÉN SOY

A parte de llamarme Estefanía y ser de Jaén (España), puedo decir unas cuantas cosas para que tú con cabecita te construyas lo que sea que te puedes construir. Haré un resumen para no hacer de esto un currículum: estudié bachiller de ciencias, me licencié en guitarra clásica, trabajé en una conocida red de restaurantes de comida rápida para pasar luego a la enseñanza. Ahí he estado varios años, hasta que me cansé —de momento la pedagogía la dejo en barbecho—. Monté una escuela de trabajo interior y locas actividades espirituales, et voilà, terminé en una recepción de hostales en Salamanca.

En 2013 tuve un fuerce de conciencia (la psique se me rompió, algo que los chamanes llaman la rotura del huevo luminoso), se me cayeron unas cuantas memorias del pasado en la cabeza y tuve que construirme casi de cero. Fue un trabajo arduo eso de recuperar la identidad. El tema está en que no vuelves a ser la de antes, porque te han roto y te has hecho pedazos, y eso, cambia a cualquiera.

Los sueños comenzaron a ser muy vívidos y muy cargados de significado, experiencias trascendentes. Después pasé a tener salidas del cuerpo, sobre el 2014/2015. Y desde ese momento hasta 2021, sobre todo los últimos años, llegaron a ser entre dos y tres diarias. Imagínate el percal: viajaba a sitios físicos de la esfera terrestre pero fuera del cuerpo, me metí en una pirámide incluso y recuperé algo, se abrían portales que venían llenitos de gente y de conocimiento… En fin, una fiesta.

Antes de ese trasiego, en 2013, notaba que me decían “eres médium, eres médium” (así, con repetición). Y yo pensaba “¿yo? ¿médium? Ni de coña”. Estuvieron así un tiempo hasta que entré en razón por la primera experiencia de mediumnidad que tuve fuera del cuerpo: había una conciencia  (lo que todos somos fuera del cuerpo) anciana, color turquesa con un cabreo de la leche, yo le cantaba y le hacía, lo que se viene a llamar, una guía (levantarla de la corteza terrestre). El tema de la voz para otra entrada del blog. Total, que luego me di cuenta de que cómo iba yo a percibir que una persona que no veo me hablase a mí directamente diciéndome cosas si no fuera porque, efectivamente, tengo esa capacidad para percibir información, seres y situaciones inmateriales. Porque de eso va la historia, de materia y de no materia. Puedes pensar que escucho voces, en mi realidad es cierto, pero no son voces físicas, son voces hechas con el chakra de la voz inmaterial. Esta dicotomía en la que no se ponen de acuerdo el estamento médico y los que somos de esta condición, para otra entrada del blog (me repito).

Durante el periodo de tiempo que he comentado entre 2013 y 2021 me ha dado para hacer una investigación, lo que significa que hallazgos tengo, y bastante contundentes algunos. Me hallo con dos principales: los linajes estelares© y  cositas de la Atlántida. Ambas cosas serán escritas en mi obra La Inteligencia de los tontos, cuyo primer volumen, La Ciudad de las Apariencias, voy a publicar este año. Es una historia de una médium que no sabe que es médium pero empiezan a pasarle cosas y no tiene más remedio que aceptarlo. No es autobiográfica pero digamos que he tirado de la recámara bastante para escribirla.

Así que llegamos al motivo que me incita a volver a escribir en el blog de la web: tenemos la mediumnidad, las salidas del cuerpo y la investigación. ¿Qué pasa con todo lo que tiene que ver con el mundo sutil, el ir más allá de los cinco sentidos, con las percepciones físicas? Pues pasa que no se entiende, pasa también que los que hablan de ello se dedican o bien a darle carpetazo sin explicar nada o bien lo tiñen todo de miedo y misterio (y ya está bien con esto). Y yo me pregunto: ¿qué va a pasar con todos esos niños sensibles a los mundos sutiles que están naciendo, que han nacido, que nacieron? Pues que te toca amoldarte al mundo actual materialista o incrédulo y a correr millas. Luego estamos todos de psicólogo para arriba, y no me extraña. Quiero decir, que lo normal tendría que ser decir: mira, veo esto, percibo esto, siento esto, y no me escondo, ni estoy loc@, ni nada de eso.

Eso pretendo con esta etapa del blog y pondré todo mi empeño en ello. Yo, no me escondo y no me rechazo (te terminas haciendo daño, todo sea dicho). Así que, allá que voy. Si crees que esto puede ser de ayuda, comparte. Si conoces a alguien que le pueda venir bien la lectura de estas entradas, comparte. Todos estamos en el mismo barco, aunque no queramos verlo y aceptarlo.

Hasta la próxima.