Someter por someter- Diario de mi Evolución© 10
Tal vez podría decir que el mundo onírico me abrió la puerta de mi conocimiento, pero sería mentira. Sin embargo sí que me abrió a comprender la importancia de la conexión en las relaciones, sobre todo, de cómo nos influimos, cómo nos afectamos los unos a los otros y cómo nos juntamos cuando tenemos aspectos en común más allá de nuestras diferencias.
A diario he estado anotando los sueños, luego se han convertido en experiencias, constantes experiencias vividas. Van más de mil en los últimos años. La primera tanda de libretas que guardaba la quemé en una cocina de leña en País Vasco, así, a lo brujil, para darle más emoción al asunto. Santa Inquisición, no os preocupéis, que ya quemo mis apuntes yo sola.
Esta serie de experiencias me confirman que lo que somos más allá de esta funda de carne y hueso y más allá de las apariencias visuales, tiene la capacidad de crear a través de mundos mentales por situaciones no resueltas o sostenidas en el tiempo. Son lugares fuera del cuerpo donde nos encontramos por interés. El tipo de interés varía en función de cada individuo, eso va en las diferencias resultantes a causa de la propia individualidad. Sin embargo, cuando estamos en una ubicación espacio-tiempo junto a alguien fuera del cuerpo muy concreta, es a causa de un interés en común. A ese interés le sigue un beneficio como el efecto sigue a la causa o la b a la a en el abecedario. Ese beneficio, también es individual, aunque a mayor número de participantes pueda llegar a ser común.
En el momento actual la organización de la periferia densa terrestre es bastante grande. Desde la parte física los que estamos acá, todavía dejamos bastante que desear. Digo esto, porque el nivel de sometimiento corporal que existe, el cual los hombres también están siendo víctimas ahora también en el siglo XXI, sintomatizando también anorexias y bulimias, es bastante bruto. Puedo citar distintos casos de sometimiento corporal además de la bulimia y la anorexia: trabajos forzados a través del cuerpo como la prostitución, el asfalto de carreteras, grandes construcciones, horas y horas de oficina, acarrear agua durante muchos kilómetros, o escribir como un loco hasta altas horas de la madrugada porque es para lo único que vales. ¡Ah sí! El mundo de la moda, el cine, la música y las artes escénicas. Todo son actividades que, sin ánimo de generalizar, por el desconocimiento energético de lo que somos también fuera del cuerpo, se están haciendo desde este nivel de conciencia de la esclavitud corporal.
Como mujer he sufrido una serie de conflictos muy serios a causa del estado corporal del cuerpo, además de por el sexo. De niña, me llamaban gorda, me hacían el vacío y me marginaban o ignoraban. Un compañero de clase, al cual le estaré tremendamente agradecida por mostrarme la estupidez masculina de algunos personajes, me dijo una vez: y tú crees que tú me ibas a gustar a mí, ja. Me dolió mucho, aunque con el tiempo comprendí que en realidad se estaba insultando a sí mismo. Hay personas que son esclavas de su imagen y no saben qué sería de ellos si no tuvieran el físico que tienen o la imagen de sí mismos que guardan. Es una pena, porque se pierden la otra cara de la moneda: conquistar con éxito una hazaña no depende de la imagen que tienes de ti, sino de si eres esclavo o no lo eres.
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